martes, 3 de marzo de 2020

COMÚNMENTE, EL SENTIDO COMÚN ES EL MENOS COMÚN DE TODOS LOS SENTIDOS

Vamos a detenernos y librepensar un rato, sin que nos arrastre la marea de ver las cosas normales sólo porque los demás las ven normales.

Esta tarde he comenzado un curso para aprender a gestionar digitalmente una biblioteca.Ya hice uno en 2016, para conocer el programa ABIES, que era público y gratuito.

Pero la Consejería de Educación ha pensado en modernizarse. Y, en lugar de contratar a personal capaz de crear o actualizar un programa de gestión de bibliotecas, ha pensado que es mejor pagar a una empresa privada, Odilo.

Tamara, la ponente de esta tarde, es una chica muy maja e inteligente. Nos lo ha explicado todo estupendamente. Éramos 25 asistentes, entre maestros y profesores de distintos centros.

En un momento dado, Tamara ha comentado que los cursos de formación los hacían gratuitamente, no habían cobrado nada a la Consejería por ellos. Entonces, he levantado la mano para preguntar:

"Sólo por curiosidad, ¿cuánto ha pagado la Consejería por el programa?"

No ha querido responderme con claridad, nada más ha dicho:
"Una cifra con muchos ceros"

En fin, el problema de muchas bibliotecas no es qué programa usar para catalogar sus libros, sino que su problema es que no tienen libros, o, los que hay, están obsoletos, y no disponen de presupuesto para comprar libros más adecuados a los tiempos, más cercanos a los lectores que tienen.
Seguro que no sería tantísimo dinero abastecer a tooooodas las bibliotecas de libros, porque sin ellos, no hay personas que lean, por muchos programas que diseñen.

Lo triste es que este programa caducará pasado mañana, y habrá que pagar por otro.

Esperemos que, cuando se esté prestando un libro con BIBLIOTECARM, no se quede colgada la red, como ha pasado esta tarde varias veces durante el curso, porque más vale que tengas un cuaderno a la mano para poder hacer el préstamo.

Por supuesto, existe una ventana para "Estadísticas". De eso se trata, de vendernos, de regalar información esencial, de quedar con el culo al aire ante secuestradores de datos, que exigirán su rescate.

Puede que el enemigo principal de las bibliotecas hasta ahora haya sido el fuego. A partir de ahora lo son los unos y los ceros.


Seguiré llevando a clase libros propios, de casa, que no necesito registrar en ningún sitio, que sé que mis alumnos leen y, que si cambian de manos, no importa, porque los libros tienen que estar usados.