Conecta el agua con luz y con tierra
y viva y verde renace la vida.
La semilla que crece jamás olvida
a los ancestros de su propia guerra.
Las abuelas del mundo, de las sierras
todo lo pueblan en su acometida,
nos brindan sus frutos, su luz florida
pues el mismo sol en ellas se encierra.
Nos iremos. Ellas se quedarán.
Seguirán latiendo sin religiones,
seguirán poblando estos montes. Y más,
con su áurea cadencia y sus canciones.
Cantarán, porque ellas bailan y cantan.
Cantan y bailan siempre las plantas.