lunes, 4 de febrero de 2013

LABERINTOS SOÑADOS

Puede ser que te inventara
en una tarde de domingo
para escapar de un recuerdo latiente,
como el corazón delator de Poe.
Prefería inventar belleza contigo
que recordar el dolor.
Y lo inamovible.
Tantas veces.

Así naciste.
Venus ya reinaba en su ciclo,
(hecho que, posiblemente, me sacó del letargo)
el sol caía rojizo,
y yo tenía que levantarme.

Ya en pie, te sonrío.
Pues existes.
El sueño se hizo tacto.
Y tú estabas conmigo.

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