Ya no quiero más bien que sólo amaros
ni más vida, Lucinda, que ofreceros
la que me dais, cuando merezco veros,
ni ver más luz que vuestros ojos claros.
Para vivir me basta desearos,
para ser venturoso conoceros,
para admirar el mundo engrandeceros
y para ser Eróstrato abrasaros.
La pluma y lengua respondiendo a coros
quieren al cielo espléndido subiros
donde están los espíritus más puros.
Que entre tales riquezas y tesoros
mis lágrimas, mis versos, mis suspiros
de olvido y tiempo vivirán seguros.
viernes, 15 de abril de 2011
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...y en tal medida mi amor es puro
ResponderEliminarque no os necesito para amaros.
Una tema precioso el del ardor que en mi yace se acrecienta con sólo imaginaros, y en tal noche viven mis ojos hueros de no miraros que no hay Sol ni estrella vespertina que pueda destacarse en mi retina si no es con la esperanza de encontraros... y tal.
Lo que más me gustó siempre es ese rítmico forcejeo, que pareciera el de dos amantes luchando por encontrarse. La palabra y la rima, deseando sus mutuas redondeces.
...sí, vístese la Luna de blancura y no me posee otro gozo que cantaros; sí, la primavera estalla de hermosura y yo vivo en la ventana (internetizada) para saludaros; sí, la lenta tarde ya me alcanza, y mantengo en ristre mi lengua triste y la expresa promesa de elogiaros.
Siempre has tenido un don para escribir, veo que sigues haciéndolo a menudo y muuuuuy bien.
ResponderEliminarEl Barroco destaca por sus contrastes. Jamás España vivió mayor crisis, y jamás hubo tantos genios saludándose (o enfrentándose) por las calles de Madrid.
Aquí va un soneto del monstruo de la naturaleza, del fénix de los ingenios, donde esas antítesis quedan enmarañadas en torno a algo que también es contradictorio: el amor apasionado:
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso:
no hallar fuera del bien centro y reposo, 5
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso:
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave, 10
olvidar el provecho, amar el daño:
creer que el cielo en un infierno cabe;
dar la vida y el alma a un desengaño,
¡esto es amor! quien lo probó lo sabe.
¿Conoces a Gioconda Belli?
ResponderEliminar"Signos"
(Es el amor; tendré que ocultarme o huir. -Jorge Luis Borges-)
Lento,
violento,
rumoroso
temblor
de hojas
en la intrincada selva de mis espinas.
Invasión de ternura en los huesos.
Ola dulce de agua
reventándome en el fondo del pecho,
encrespándose
y volviendo a extenderse
espuma
sobre mi corazón.
Es el amor con su viento cálido,
lamiendo insistente la playa sola de mi noche.
Es el amor con su largo ropaje de algas,
enredándome el nombre, el juicio, los imposibles.
Es el amor salitre, húmedo,
descargándose contra la roca de mi ayer impávida dureza.
Es la marea subiendo lentamente
las esquinas de piedra de mis manos.
Es el espacio con su frío
y el vientre de mi madre palpitando su vida en el silencio.
Es el grupo de árboles en el atardecer,
el ocaso rojo de azul,
la luna colgada como fruta en el cielo.
Es el miedo terrible,
el pavor de abrir la puerta
y unirse a la caravana
de estrellas persiguiendo la luz
como nocturnas, erráticas mariposas.
Es la tiniebla absoluta
o la más terrible y blanca nova del Universo.
Es tu voz como soplo
o el ruido de días ignorando los rumbos de tu existencia.
Es esa palabra conjuro de todas las magias,
látigo sobre mi espalda tendida al filo del sol,
desencajando el tiempo con sus letras recónditas,
desprendida del azar y de la lógica,
loca palabra, espada,
torbellino revolviéndome tibias memorias
apaciblemente guardadas en el desván de los sueños,
estatuas que de pronto se levantan y hablan,
duendes morados saliendo de todas las flores,
silbando música de tambor de guerra,
terribles con sus largos zapatos puntudos,
burlándose de mí
que, inútilmente,
cavo tenaz, enfurecida, incapaz,
llorando en mi espanto,
esta última trinchera.
...Sólo verte me basta para amarte,
ResponderEliminarla Belona del romano santuario,
y me revisto de Altes o emisario
para ir sirviendo tu estandarte.
Sólo éso me basta, mi talabarte
puede ceñir la espada y el sudario,
y te siguiera ciego y voluntario
hasta el último aliento por guardarte.
...Y sólo verte me basta. Que adorarte
no requiere ni esfuerzo ni calvario,
mi amor me paga querer honrarte.
No me tengas ya más por adversario,
considérame mejor, y tal vez el baluarte
en el que custodiarte firme, y milenario.
;-)