Esta pregunta no la entiendo, Bel. Cascada tiene una sonoridad difícil... Además, sugiere una caída, un abismarse. Cierto que una cascada es un acto de entrega total; un salto imperativo que, como un acto de fe, apuesta todo al rojo: a que el viaje continúa. Pero en esa entrega algo se pierde para siempre: el primer horizonte. Lo siento, me había quedado en el juego de palabras. Detecté que la libélula metálica sobrevuela un calendario y recordaba las preciosas geometrías y simetrías de la libélula de "redes". Mas no encuentro cómo hilar las imágenes y esta pregunta, que a modo de reflexión ofreces. ¿Son nuestras almas una cascada? ¿Por ejemplo, como quien casca un huevo, una nuez, un reloj de arena? ¿Es derramarse luego de cascados como una cascada? Una cascada también nos transporta a un momento muy presente. Al tiempo que es, para ser, no es. El agua que le da la forma al instante desaparece en otra forma. La forma le viene dada por un agua que surge de una forma anterior y se convierte en ella por unos segundos. ¿Te refieres a ésto? ¿A que es como un puente entre dos "discursos"? ¿O a que es un "discurrir" temperamental que se aleja de un nivel para continuar en otro? Entonces una cascada es un puente entre dos realidades, un tránsito lleno de exuberancia y belleza, un derroche atronador que, en mitad del día, forma un arcoiris y prescinde de la discreción y del silencio. Una fiesta. ¿Son nuestras almas una única cascada? Quizás, querida amiga, sean así de bonitas nuestras almas.
Querido Jal, me he limitado a poner lo que hay escrito debajo de la libélula, en la foto. Las imágenes que me regalas son muy curiosas, la representación de nuestras almas con el cosmos. Me gusta. La espiral de la tuya es una pasada, la mía es más sosegada, al menos en apariencia. El reloj de la foto marca 31; más me hubiera gustado si hubieran sido 28. Pero cuando vi la foto en el blog de un amigo me atrapó. Igual que se atraparon en tus imágenes las luces y sombras del "universo". Merci beaucoup!
Uy, perdón! Es verdad, se cayó/calló algo por el camino, qué cosas!: WSBlc28sIGVzbyBlcyBsbyBxdWUgbWUgaGFjZSBsYSB2aWRhIGJlbGxhLg== Encontrarnos tras los códigos... Hay un dulce acróstico si te remontas a mi ciclo de agosto, un jueves 25. Aunque ya lo conoces. Un regalo para los que saben disfrutar de los juegos de palabras. Y, en especial para tí, Jal, que enriqueces este espacio sobremanera. Y que me arrancas miles de sonrisas.
Con néctar y conectar
ResponderEliminarTras un té trasunte... ¿O un café?
ResponderEliminarEsta pregunta no la entiendo, Bel. Cascada tiene una sonoridad difícil... Además, sugiere una caída, un abismarse. Cierto que una cascada es un acto de entrega total; un salto imperativo que, como un acto de fe, apuesta todo al rojo: a que el viaje continúa. Pero en esa entrega algo se pierde para siempre: el primer horizonte.
ResponderEliminarLo siento, me había quedado en el juego de palabras. Detecté que la libélula metálica sobrevuela un calendario y recordaba las preciosas geometrías y simetrías de la libélula de "redes". Mas no encuentro cómo hilar las imágenes y esta pregunta, que a modo de reflexión ofreces.
¿Son nuestras almas una cascada? ¿Por ejemplo, como quien casca un huevo, una nuez, un reloj de arena? ¿Es derramarse luego de cascados como una cascada? Una cascada también nos transporta a un momento muy presente. Al tiempo que es, para ser, no es. El agua que le da la forma al instante desaparece en otra forma. La forma le viene dada por un agua que surge de una forma anterior y se convierte en ella por unos segundos. ¿Te refieres a ésto? ¿A que es como un puente entre dos "discursos"?
¿O a que es un "discurrir" temperamental que se aleja de un nivel para continuar en otro? Entonces una cascada es un puente entre dos realidades, un tránsito lleno de exuberancia y belleza, un derroche atronador que, en mitad del día, forma un arcoiris y prescinde de la discreción y del silencio. Una fiesta. ¿Son nuestras almas una única cascada? Quizás, querida amiga, sean así de bonitas nuestras almas.
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ResponderEliminarQuerido Jal, me he limitado a poner lo que hay escrito debajo de la libélula, en la foto.
ResponderEliminarLas imágenes que me regalas son muy curiosas, la representación de nuestras almas con el cosmos. Me gusta. La espiral de la tuya es una pasada, la mía es más sosegada, al menos en apariencia.
El reloj de la foto marca 31; más me hubiera gustado si hubieran sido 28. Pero cuando vi la foto en el blog de un amigo me atrapó. Igual que se atraparon en tus imágenes las luces y sombras del "universo".
Merci beaucoup!
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ResponderEliminaroU1hZHJlIG3tYSwgcXXpIG1hcmF2aWxsYSENClT6IHNpZW1wcmUgbWUgZGVzbHVtYnJhcy4gWSBlc28sI
ResponderEliminarMe has dejado "en coma"...
ResponderEliminarUy, perdón! Es verdad, se cayó/calló algo por el camino, qué cosas!:
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Encontrarnos tras los códigos...
Hay un dulce acróstico si te remontas a mi ciclo de agosto, un jueves 25. Aunque ya lo conoces.
Un regalo para los que saben disfrutar de los juegos de palabras. Y, en especial para tí, Jal, que enriqueces este espacio sobremanera. Y que me arrancas miles de sonrisas.