Reproduzco a continuación uno de los cuentos de su libro Bestiario, titulado "Gigantes o molinos".
HIJO: Padre.
PADRE: Dime.
HIJO: (Alargando el brazo y señalando el horizonte). Mira aquel molino.
PADRE: ¿Dónde tú ves un molino?
HIJO: Allí.
PADRE: Dime.
HIJO: (Alargando el brazo y señalando el horizonte). Mira aquel molino.
PADRE: ¿Dónde tú ves un molino?
HIJO: Allí.
PADRE: Aquello no es un molino, hijo.
HIJO: ¿Qué es entonces?
PADRE: Un gigante.
HIJO: ¿Un gigante?
PADRE: No hay duda. Fíjate bien. Ahora está quieto oteando el paisaje. Pero dentro de un momento se pondrá a caminar y a cada zancada avanzará una legua.
HIJO: (Tras un intervalo de silencio). Padre.
PADRE: Dime.
HIJO: (Con voz compungida). Yo no veo que sea un gigante.
PADRE: Pues lo es.
HIJO: ¿Un gigante con puertas y ventanas? ¿Un gigante con tejas y aspas?
PADRE: Un gigante.
HIJO: (Tras una pausa). Padre.
PADRE: Dime.
HIJO: Yo solo veo un molino.
PADRE: ¿Cómo? ¿Un molino?
HIJO: Sí, un molino, el mismo de siempre.
PADRE: (Con voz grave). Tomás.
HIJO: ¿Qué?
PADRE: (Volviendo lentamente la cabeza y mirando en derechura a los ojos del hijo). Me preocupas.
HIJO: ¿Qué es entonces?
PADRE: Un gigante.
HIJO: ¿Un gigante?
PADRE: No hay duda. Fíjate bien. Ahora está quieto oteando el paisaje. Pero dentro de un momento se pondrá a caminar y a cada zancada avanzará una legua.
HIJO: (Tras un intervalo de silencio). Padre.
PADRE: Dime.
HIJO: (Con voz compungida). Yo no veo que sea un gigante.
PADRE: Pues lo es.
HIJO: ¿Un gigante con puertas y ventanas? ¿Un gigante con tejas y aspas?
PADRE: Un gigante.
HIJO: (Tras una pausa). Padre.
PADRE: Dime.
HIJO: Yo solo veo un molino.
PADRE: ¿Cómo? ¿Un molino?
HIJO: Sí, un molino, el mismo de siempre.
PADRE: (Con voz grave). Tomás.
HIJO: ¿Qué?
PADRE: (Volviendo lentamente la cabeza y mirando en derechura a los ojos del hijo). Me preocupas.
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