XXII
Somos los errantes.
Pero el andar del tiempo
tomadlo como nimiedad
en lo que siempre permanece.
Todo aquello que corre
habrá pasado ya;
pues sólo lo que queda
nos inicia.
No echéis, muchachos, el valor
a la velocidad
ni al intento de vuelo.
Todo ha descansado:
tiniebla y claridad,
flor y libro.
martes, 5 de julio de 2011
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