Esta noche mis manos lloran duelo
tengo sed de que me aromes la piel
de fundirme contigo tengo sed.
Hoy quiero refugiarme en tu majuelo.
Mi caricia perdida coge vuelo
y mis labios cabalgan a tu miel.
Siente cómo eres fiel y te soy fiel
al ascenso cuerpo y alma hasta los cielos.
¿Y acaso no es amar girar sin descanso?
¿No es el cuerpo nuestro medio a los sueños?
Pero hoy busco de la paz un remanso
porque mis manos no tienen dueño*.
Y lloran duelo.
*Nadie pertenece a nadie, es una manera poética de expresar una emoción.
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"Y lloran duelo."
ResponderEliminarHummmmm... Es un broche precipitado, pero me gusta. Muy de nictonauta, ajajá. Voy a tener que hacer un nuevo homenaje en el blog para ti, ¿eeeeh?
Estoy de acuerdo con lo de nadie pertenece a nadie. Incluso cuando nos marchemos dejaremos aquí el cuerpo. Nuestras manos son herramientas prestadas; y cuanto más vacías, más fecundas. Si se llenan de caricias, de paisajes... pero si se llenan de anhelos, de duelo... sí. Me gusta mucho este poema tuyo.
Cierto...la falta de aliento para acabar de decir...
ResponderEliminarQué hermoso adjetivo: fecundas.
Tal vez sólo sea el camino marcado en los genes, el egoísta anhelo de la supervivencia...